saranchá

Atisbos de literatura iberoamericana

Otra vez Trino

por Valentina Marchant

Entonces
¿Qué hace tan caótico pájaro
entre pájaros de presa?

Humberto Díaz Casanueva

karo castro (Santiago, Chile, 1982). Escritora y artista autodidacta, psicopedagoga licenciada en Educación. Ha publicado La mujer gallina (Editorial Libros del Pez Espiral 2021; Ediciones Balmaceda, 2016). Compiladora de la antología de poesía peruana contemporánea Incardinadas (Conmorán Ediciones, 2023). Ha participado en las antologías Entorno a lo Innombrable: poesía deriva y memoria (Editorial Pez Espiral, 2023), Procesos Escriturales Mujeres de Puño y Letra (Editorial Cuarto Propio, 2018). Obtuvo mención honrosa en los Juegos Florales Gabriela Mistral, 2017. Obtuvo la Beca para escritores del CNCA el 2018 y el 2021. Realiza su trabajo mediante intervenciones fotográficas, collage y performance. Actualmente trabaja en los proyectos Reina de copas y en el libro experimental Vertebral.

Una de las cualidades más importantes de la poesía es la capacidad potencial que tiene de re-conocer el lenguaje que utilizamos cotidianamente y llevarlo (o devolverlo) hacia zonas que sin el ejercicio de la poiesis quedarían probablemente inexploradas. El arrojo del poeta consiste, precisamente, en habitar esa zona incómoda donde los significados de las palabras se multiplican. El oficio poético es, antes que nada, juego, apertura de las cajas de significación que la sociedad, la historia e incluso la literatura misma han puesto sobre ciertas palabras. Un juego, sin embargo, muy serio, porque a esa luz "muchos monstruos no son ajusticiados" (Lihn) y la tentación de volver a la zona segura —al lugar común— es altísima, sobre todo hoy, cuando pareciera que la poesía de raíz más lírica pierde vigencia frente otras formas escriturales más apegadas a la referencialidad.

Me doy esta vuelta porque creo que estas concepciones de la poesía son las que se ponen al centro de La mujer gallina, un libro que dialoga directamente con una tradición poética específica —la chilena— donde los nombres de Humberto Díaz-Casanueva, Rosamel Del Valle, Violeta Parra o Vicente Huidobro nos iluminan el camino por donde debiésemos transitar una posible lectura; lectura simbólica pero también literal, las dos cosas al mismo tiempo, libro animal/humano que aspira a inscribir un hecho real en la memoria colectiva pero sin renunciar nunca a la condición ambivalente de las palabras que se usan para registrar esos hechos que se pretenden recordar. Dicho de otra forma: La mujer gallina pone en funcionamiento la operatoria poética más importante y básica de todas: trasladar la realidad al territorio de la ficción, haciendo que la ficción sea, a veces, más real que la realidad misma, porque ¿quién habla, realmente, en este texto? ¿Es Corina Lemunao o Karo Castro? Ninguna de las dos, las dos al mismo tiempo, todas, pero también ninguna de las anteriores.

En La mujer gallina se vuelve a relatar la historia de Corina Lemunao, mujer que nació con autismo y que fue abandonada en un gallinero. Humana que devino pájaro, rara avis dejada a su suerte producto de circunstancias violentas, donde la pobreza, la ignorancia y el recelo de su entorno más directo refleja esa parte incómoda de Chile, país huacho, hediondo a cebolla, con su cultura del siglo XV, desmemoriado y violador, que prefiere montar un espectáculo televisivo y re-victimizar a la ya víctima Corina, que no sabe hablar más que el lenguaje de los pájaros pero que, orgullosa de su condición, prefiere caminar en cuatro patas antes que pertenecer a la comunidad humana: "Entiendo que no soy animal / sino ave / majestuosa gallina / que no necesita alas" (p. 52); "Me dieron la posibilidad de ser humana / Pero no / mi meta es ser gallina / Yo nací para eso" (p. 54). "No seré jamás lo que esperan de mí […] No me sirve saber de su mundo […] No intenten convencerme / No quiero otra vida / Quiero ser un pájaro" (p. 55).

A diferencia de una crónica o un documental, Karo Castro opta por el registro poético para contar la historia de Corina. Y lo hace a partir de la primera persona, un yo que gracias a la poesía logra desplegar sus trinos y construir su lugar en el mundo; en ese lugar, Corina confesará el dolor que la habita, su soledad y sus miedos, la violencia que ha padecido, pero también la violencia estructural que la excede: "cuándo / se borrará la cicatriz / bajo la tierra / donde fui sembrada" (p. 48). En Chile, el país que la vio nacer y la enjauló "no pasa nada / no se puede pensar / no se puede imaginar siquiera / Es como estar muerta" (p. 15). Chile deviene también gallinero, donde "comenzaron a perseguir a los hijos de las aves" (p. 18), pero Corina advierte, profetiza: "Algún día ellos probarán / los dientes que hay en nuestras bocas" (Id.); "Romperé la jaula / con el pico que sostiene la existencia / Me posaré en la rama más alta / Cantaré a dios los poemas de los pájaros" (p. 16), "Porque aquí no se salva nadie / Venimos de la misma costilla deshilachada / huacha / burlona / violenta […] No seré yo / la única gallina de este corral" (p. 35).

Esta mujer de "naturaleza salvaje", esta "fenómena" que tiene pelos/plumas, boca/pico, uñas/garras, es decir, que es un doblez, una constricción en sí misma, el reflejo vivo del fracaso civilizatorio occidental, despliega sin tapujos el dolor del encierro, de la violación, del arrebato de los hijos, para luego ascender a figura sagrada, a mujer-profeta, develación de una esperanza que si bien no se modula (Corina no nos dice cómo librarnos de este corral) está ahí, en la posibilidad de devenir completamente ave y desplegar por fin las alas: "Vendrá la mañana que anunciaste / El viento temblará decapitado / Ciegas imágenes en un rincón de mi órbita / tuve visiones / ábrase el cielo a mi ascensión / Los pájaros esperan / mi retorno" (p. 78); "no podrán apartarme el deseo de volar / sin esfuerzo / como el ruiseñor" (p. 61).

Corina es, en realidad, la "reina / de este chiquero" (p. 64), la única gallina que, a diferencia de todas las demás, no quiere perder su condición de "pájara", pues es justamente desde esa zona liminal donde es posible desplegar un nuevo lenguaje y, por ende, refundar el territorio. Esta esperanza se cifra en el futuro, en los hijos que le fueron arrebatados: "Pensarte fuera del nido / Polluelo de mí / tendrás las alas / de mi herencia carente / y alzarás los brazos / anunciando / tu retorno" (p. 67). "A través de ti / intuí mi sueño / Espíritu libre / que atraviesa / siete valles / libre de falsedad / Te vi gallo heroico / traes en el pico el nombre / divino de todos los misterios / para liberarme / de esta humanidad terrible" (p. 70). "Seremos / silenciosos / pájaros de sol" (p. 71).

De este modo, en La mujer gallina —primer libro de Karo Castro— se instala una voz poética que se atreve a imaginar, a jugar con las palabras hasta devolverles la dignidad alegórica que Benjamin observa en los ideogramas medievales; en la imagen de la mujer gallina, en su trágica y dolorosa historia, se reflejan no solo las atrocidades de un país llamado Chile, también las injusticias que vivimos las mujeres, la falta de oportunidades que tienen los pobres, la espectacularización del dolor propia del mundo amnésico en el que vivimos, y todo esto sin pronunciar una sola palabra que no sea trino, misterio y liberación: es decir, sin discurseo, sin panfleto, sin autorreferencialidad, solo con poesía, es decir, con imagen y canto, volviendo a lo más primigenio, es decir, a la flor que "conoce con certeza / el secreto del mirlo", a la "deformación grotesca / de lo humano" (p. 86) a través de la "máscara" poética que posibilita el despliegue de una voz otra, distinta a la de la autora, pero íntimamente ligada a ella, porque es ella quien decide jugar a ser otra, sin renunciar por ello a su propia y ajena verdad.

Valentina Marchant. (Santiago de Chile, 1988). Ha publicado Tránsito Ciego (Ediciones del Pez Espiral, Chile, 2013; Mención Honrosa Juegos Florales Gabriela Mistral, 2012) y El reverso del agua (Editorial Comba, Barcelona, 2022; Ediciones del Pez Espiral, Chile, 2023). En 2019 gana una Beca del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Chile) para cursar el Máster en Creación Literaria en la universidad Pompeu Fabra (Barcelona) y en 2023 gana una Beca de Creación del Fondo del Libro (Chile) para terminar su tercer libro (inédito) de poesía. Actualmente reside en Barcelona, donde cursa un doctorado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (Universidad Autónoma de Barcelona) y codirige la Revista Saranchá, Atisbos de literatura iberoamericana actual.

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