# 3

saranchá

Atisbos de literatura iberoamericana

VV. AA.

Un texto silencioso y enigmático, poema, ensayo o cuento, o todo ello junto. En su bella singularidad, “En ladera” pide muy pocas palabras. Pasen a esta casa abierta.

En ladera

¿Y si una casa fuera un haiku?



Una casa en esta ladera, en este suelo árido de polvo y rocas, aferrada al cerro; conectada por la forma poética a las verdes montañas de Japón.

¿Cómo sería?



Parto por el negativo, la lámina de celuloide manchada con los dedos. No puede ser como las chozas de Japón, los pequeños museos del haiku. Ni cerca de esas copias occidentales, edulcoradas y New Age de los antiguos cobertizos de los bonzos. Menos la que frente a los plataneros conmemora el lugar de la cabaña de Basho.



Ahí Paz escribió:


Eso que digo
son apenas tres líneas
choza de sílabas


Tampoco a las que pintó Buson



Ni el dibujo de Issa



Lo bello es que el haiku escrito queda distante de la choza:


Mariposa de jardín
mientras el bebe gatea, vuela
se arrastra cerca, revolotea


Distante ha de quedar del diseño de la ermita o la cueva del bonzo. Convocar lo contemporáneo: el ángulo, la lata, el perfil de metal, el módulo, la serie industrial. Rememorar con esos materiales, ajenos completamente a la tradición (como es el español al japonés) las sensaciones que el haiku trabaja. La conexión con el paisaje, el depósito del tiempo, la contemplación, el instante, la evocación y el tránsito continuo entre interior y exterior.



El territorio manda, el emplazamiento es la ley primera, si no derivamos al ícono y la prepotencia de la forma. Ladera, incomodidad que permite la vista.

Un afuera que te somete al cielo y te permite la mirada, la construcción del paisaje.



Y otro exterior donde sientas el depositarse de la construcción sobre la ladera. Armar una cueva que invade con su angularidad el terreno y a la vez se deja contener en él. Todo vínculo con la naturaleza es a la vez una invasión y un sometimiento.

Ya adentro es el marco fotográfico el que aísla y permite la invasión del territorio. En horizontal o vertical, en piso o techo, el afuera te acompaña y persiste.

El ritmo y las escalas deben ser impares, sincopados. Huirle a la regularidad pragmática y objetiva, otra vez ir al equilibrio asimétrico.

Quizá.

VV. AA. (xxxxxx, xxxx). Si la literatura es una labor colectiva, aparte de Issa, Buson, Paz y Batzenschlager, ¿cuántos más están presentes en estas palabras? ¿A quiénes convoca en sus asociaciones el lector?



Un nombre ausente
palabras en vacío
esa neblina

« anterior